Page 290 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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                  Al mismo tiempo, el MNR prolongó las prácticas previas: puso
              al aparato estatal y a los recursos públicos a favor de su candidato y
              manipuló el voto, se preocupó poco por respetar la exacta voluntad
              de los electores. Restringió las tareas de los opositores, que se podían
              mover con libertad sólo en algunas áreas y les costaba desarrollar el
              proselitismo en las zonas rurales. Hay un doble consenso entre los his-
              toriadores: el MNR alteró datos de los comicios sin necesitarlo pues
              contaba con un apoyo abrumador, proveniente de forma preponde-
                                 copia
              rante de los ciudadanos beneficiados con el derecho al voto (Mesa et
              al., 1997: 615-616).
                  El autoritarismo electoral se acentuó a medida que el MNR se
              debilitaba y fragmentaba: en 1960, la competencia provino de FSB
              y del ala disidente encabezada por Guevara. Aun así, de acuerdo a
              los datos oficiales, V. Paz recibió 76% de los votos contra 14.4% para
              Guevara y 8.1% para FSB. En 1964, el conjunto de la oposición, en
              la cual ya figuraban la mayoría de los líderes movimientistas como Le-
              chín, Guevara o Siles, se abstuvo, para privar de legitimidad la cantada
              reelección de V. Paz, conseguida luego de una reforma constitucional.
                  La concentración del voto se mantuvo de forma cada vez más
              artificial y en un contexto de creciente descontento. En esas condi-
              ciones, con la complicidad activa o pasiva del organismo electoral, la
              manipulación del voto se hizo obvia: ¡en 1964, se impidió a la oposi-
              ción retirar sus candidatos y V. Paz reunió 97.8% del sufragio válido
              y más del 85% de los emitidos! Pese a la apabullante victoria, apenas
              tres meses después V. Paz partía al exilio, depuesto por los militares,
              sin que el país se convulsionara demasiado.
                  En la década de 1950 y en la primera mitad de la década de 1960,
              el sistema partidario vivió una polarización asimétrica entre el MNR,
              con un extenso respaldo rural, minero y de los barrios populares, y
              FSB, apoyada en clases medias urbanas y áreas rurales más periféri-
              cas y poco pobladas del oriente. El antagonismo tuvo una cara electo-
              ral, pero desbordó ese marco institucional. En efecto, en el inicio de la
              revolución, el MNR confinó a militantes falangistas en duros campos
              de prisioneros, y después del cierre, los acosó y hostigó. Por su parte,
              FSB intentó desalojar al MNR mediante magnicidios o golpes de es-
              tado: en el intento fallido de 1959, murió, en condiciones nunca es-
              clarecidas entre suicidio o asesinato, su jefe óscar Únzaga de la Vega.
                  De menor impacto para el sistema político fueron las relaciones
              de los partidos marxistas con el MNR, oscilantes entre apoyos a la



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