Page 60 - REFORMAS INCLUSIVAS, ACTORES CRITICOS Y REPRESENTACION POLITICA DE LAS MUJERES EN AMERICA LATINA - FLAVIA FREIDENBERT
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Flavia Freidenberg




               hombres  hacen  lo  que  quieren.  Como  sostiene  Shvedova  (2005:  34),
               “los hombres políticos dominan la arena política; formulan las reglas del
               juego político y definen los estándares para la evaluación (de los demás).
               La existencia de este modelo dominado por los hombres hace que las
               mujeres rechacen la política por completo o rechacen la política de estilo
               masculino”. En ese escenario, los partidos siguen funcionando como los
               principales gatekeepers (porteros) de la participación política de las mujeres
                                   copia
               (Lovenduski y Norris 1993).
                    La presencia de estas prácticas describe a los partidos como
               “generizados”,  lo  que  supone  la  existencia  de  una  compleja  red  de
               creencias, normas y prácticas —formales e informales— cuyo impacto es
               diferencial para mujeres y hombres, para grupos étnicos y para la población
               con orientaciones sexuales diversas (Celis et al. 2016: 572). Además, los
               partidos continúan empleando criterios poco meritocráticos en la selección
               de candidaturas (cosa que tampoco hacen con los hombres): prefieren
               mujeres de la familia o con vínculo cercano (esposas, hijas, hermanas)
               frente a las militantes, porque siguen pensando a esas mujeres como
               “suyas” (de su pertenencia), creyendo que pueden mandar en ellas como
       60      “sujetos  tutelados”  (Freidenberg  2019).  De  este  modo,  esos  procesos
               que contienen sesgos de género son poco transparentes, jerárquicos  y
               excluyentes (Lovenduski y Norris 1993).
                    Los partidos juegan con las expectativas de las mujeres que quieren
               hacer una carrera política: les prometen recursos, apoyos y cargos, para
               luego no cumplir con sus promesas; capacitan a mujeres militantes con
               recursos públicos para luego no apoyarlas como candidatas, bajo la excusa
               de que deben seguir capacitándose (lo que no suelen usar como requisito
               para los candidatos masculinos). Los partidos han tenido que ser obligados
               por ley (y en algunos casos a golpe de sentencias) a poner mujeres
               como candidatas. Dado que los mecanismos de toma de decisiones son
               maleables  y  los  partidos  pueden  filtrar  las  reglas  formales  estatales  de
               manera diversa, así como también manipular y rediseñar sus estrategias
               teniendo en cuenta las prácticas informales, las mujeres militantes suelen
               enfrentar obstáculos que les impiden la igualdad de oportunidades dentro
               de la organización o en la competencia política.
                    Los  partidos  organizados  de  manera  informal  emplean  de  manera
               extendida recursos estatales de manera ilícita para cumplir sus funciones. Y
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