Page 500 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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492 IÑAKI SAGARZAZU
1. Democratización, creación y consolidación del sistema de partidos
(1958-1983)
Desde 1958 a 1983, dos partidos se alternaron en el control del Poder
Ejecutivo y del Poder Legislativo, AD y COPEI. Este periodo contó
primero con una etapa de estabilización entre 1958 y 1968, en la que
los dos partidos principales, aunque dominaban la escena política, no
copia
controlaban más del 60% de los votos. Sin embargo, a partir de la elec-
ción de 1973 la suma de votos de estos dos partidos se mantuvo cerca
del 90%, tanto para las elecciones presidenciales como legislativas. Du-
rante este periodo de treinta años, AD y COPEI se consolidaron como
los únicos dos actores capaces de ganar elecciones a nivel nacional.
Sus organizaciones partidarias no sólo eran fuertes y estables, sino que
también estaban extendidas por toda la geografía venezolana (Martz
y Myers, 1986) e incluían las diferentes clases sociales y grupos de in-
terés, como el sector campesino, trabajadores, educadores, estudiantes
y movimientos profesionales (McCoy y Myers, 2004). Asímismo, AD y
COPEI se convirtieron en referencia de la política venezolana y el Vota
Blanco y el Vota Verde eran conocidas referencias a votar por AD y
COPEI respectivamente, mostrando esto el nivel de arraigo e institu-
cionalización de estos (Molina y álvarez, 2004).
La fuerza institucional de estos partidos políticos hizo, entre otras
razones, que académicos se refirieran al excepcionalismo venezola-
no como ejemplo para la región (Abente, 1988; Levine, 1973, 1977,
1989; Oropeza, 1983). Asimismo, esta estructuración de un sistema
bipartidista estable, permitió mantener un régimen democrático en
el cual el presidente contaba con pocos poderes formales. Esto fue
posible ya que en el Congreso la fuerte disciplina partidaria impuesta
desde las cúpulas de los partidos permitían diferentes pactos entre las
élites de los partidos (Coppedge, 1994; Crisp, 1997; Shugart y Carey,
1992). Este control dentro de los partidos, junto a una muy escasa
renovación de las cúpulas dirigentes de los partidos y a la falta de
modernización, resquebrajaron la unidad interna de los partidos y las
relaciones entre éstos y la sociedad (Hellinger, 1991).
Esta rigidez en los partidos políticos, aunado a una crisis económi-
ca causada por una disminución en los precios del petróleo generaron
frustración en la ciudadanía que sentía que el sistema político había
dejado de ser representativo (Buxton, 2001; Coppedge, 1994). Con el
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