Page 25 - CUANDO HACER POLITICA TE CUESTA LA VIDA - FLAVIA FREIDENBERT Y GABRIELA DEL VALLE PÉREZ
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LA VIOLENCIA POLÍTICA HACIA LAS MUJERES... 11
como un compromiso con la igualdad y la inclusión, o como una exigencia
democrática. Por el contrario, las pretensiones de condiciones igualitarias
de participación política entre hombres y mujeres fueron constantemente
ignoradas por las dirigencias partidistas.
Los políticos han visto a las mujeres como una “amenaza” (Otálora Ma-
lassis, en este libro), y nunca pensaron la relevancia de que hubiera mujeres
en las candidaturas, en los cargos de representación popular o en los cargos
directivos dentro de los partidos. Simplemente no lo vieron, y por tanto, no
copia
hicieron nada literalmente hicieron muy poco. La histórica reivindicación
o
de las militantes y de las activistas de la sociedad civil no fue atendida sino
hasta décadas recientes, cuando los políticos latinoamericanos cedieron a
las presiones de las bancadas de mujeres legisladoras, de las agencias de
cooperación internacional, de la academia, de los movimientos feministas y
de las organizaciones de la sociedad civil.
Esas presiones se tradujeron en al menos 36 reformas electorales sustan-
tivas que han ido modificando las condiciones de la competencia político-
partidista, y favoreciendo la posibilidad de una mayor participación de las
mujeres en las candidaturas entre 1991 y 2015 (Freidenberg y Došek, 2016).
Desde 1991, los países han ido incorporado algún tipo de cuota y/o pari-
dad de género en sus reglas de juego: Argentina (1991, 2017); Bolivia (1997,
1999, 2010); Brasil (1995, 1997, 2009); Chile (2015); Colombia (2011); Cos-
ta Rica (1996, 2009); Ecuador (1998, 2000, 2002, 2004, 2009); El Salvador
(2013-2018, con carácter transitorio); Haití (2012); Honduras (2000, 2004,
2012, 2017); México (1996, 2008, 2011, 2014); Nicaragua (2012), Panamá
(1997); Paraguay (1996); Perú (1997, 2000); República Dominicana (1997,
2000); Uruguay (2009, aplicable sólo en 2014, y 2017) (Freidenberg y Lajas
García, 2017; Caminotti, 2016).
A partir de esos cambios institucionales, el número de mujeres en los le-
gislativos nacionales se ha incrementado de manera significativa en Améri-
ca Latina. El promedio de legisladoras se triplicó entre 1990 y 2016, ya que
pasó de 9% a 28.8% (CEPAL, 2016). En algunos países eso ha significado
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calificar entre los primeros puestos del ranking de los legislativos del mundo.
Para agosto de 2016, Bolivia (53.1%), Cuba (48.9%), Nicaragua (42.4%),
Ecuador (41.6%), México (42%) y Argentina (36.6%) se encontraban entre
20 A nivel mundial, el promedio de representación femenina en los legislativos era de
21.8%, siendo Ruanda con 63.8%, Bolivia con 53.1%, Andorra con 50%, Cuba con 48.9%,
Suecia con 45% o Sudáfrica con 44.8%, las que mayor representación tenían al 1 de diciem-
bre de
2014 (IPU, 2016).
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