Page 26 - CUANDO HACER POLITICA TE CUESTA LA VIDA - FLAVIA FREIDENBERT Y GABRIELA DEL VALLE PÉREZ
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los veinte países del mundo con mayor representación femenina en el legis-
nivel nacional.
lativo a 21
A pesar de la relevancia de contar con esa combinación exitosa de re-
glas institucionales (leyes de cuota y/o paridad de género), junto al activis-
mo de las autoridades electorales (administrativas y jurisdiccionales) y el
monitoreo de las organizaciones sociales feministas sobre la participación
de las mujeres, esos cambios han visibilizado las resistencias existentes ha-
cia las mujeres en la política latinoamericana (CIM, 2013; Cole y Phillips,
copia
2008). Los avances normativos tendientes a promover la inclusión política
de las mujeres no necesariamente implicaron transformaciones culturales
significativas en las prácticas y en las decisiones asociadas a la participación
femenina (Albaine, en este libro; Albaine, 2015).
Muchos políticos rechazaron el hecho de que las mujeres accedieran a
las candidaturas, bajo la duda de que ellas tuvieran la experiencia, capa-
cidad, una carrera idónea como militante en el partido, redes de contacto
y/o el conocimiento para ejercer un cargo de representación popular. La
mayoría de las dudas respecto a las capacidades de quienes acceden a las
candidaturas nunca se habían manifestado en relación a los hombres y, mu-
cho menos, exigiendo que éstos demostraran sus capacidades para ejercer
los cargos en disputa. Ese atributo siempre se ha dado por descontado, al
confiar en el buen criterio de las dirigencias partidistas.
La investigación en política comparada sobre género y organizaciones
partidistas ha encontrado que, en la medida en que las mujeres entran a
las instituciones que han sido tradicionalmente dominadas por hombres, la
resistencia a su inclusión se mantiene, pero toma formas más sutiles con
la finalidad de marginar a las mujeres y hacer su trabajo menos efectivo
(Ås, 1978: 17; Krook, en este libro). Los hombres suelen manifestar descon-
fianza hacia las mujeres políticas, en particular, cuando no están bajo su
mando, e incluso expresan inconformidad por tener que colocarlas en pues-
tos que consideraban como propios; y en mayor medida, los políticos que
participan en sitios donde existen sistemas normativos indígenas internos
continúan insistiendo que las tradiciones no les permiten ser gobernados
por mujeres. 22
21 Véase la página web de IPU en http://www.ipu.org/wmn-e/arc/classif011214.htm (con-
sulta realizada el 30 de agosto de 2016 a las 15:34 h).
22 Como se evidenció en el caso de la presidenta municipal Rosa Pérez Pérez en el Mu-
nicipio de Chenalhó en Chiapas. Los argumentos de sus detractores eran que las prácticas
indígenas les permitían elegir, revocar y sustituir un mandato local, y que, de acuerdo a sus
tradiciones, una mujer no podía gobernarlos. Esto no es una cuestión menor dado que, como
sostiene López Vences (en este libro), en algunas comunidades se cree que el voto es colectivo
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