Page 177 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              2001 y 2003). Por un lado, el PDC fue el más fuerte en la década de
              1990, pero fue perdiendo los apoyos desde el mandato de Frei y las
              elecciones legislativas de 1997 debido a su baja capacidad de adap-
              tación, limitado recambio de élites, cierto desgaste histórico, tensio-
              nes internas y el repliegue territorial (Huneeus, 2003; Del Pozo et al.,
              2012; Luna et al., 2013). Otro declive ocurrió con la candidatura pre-
              sidencial de Frei en 2009.
                  Por otro lado, la UDI vivió un aumento importante en las elec-
                                 copia
              ciones legislativas de 2001, en parte importante beneficiado por las
              pérdidas del PDC, pero también su cohesión interna, estrategias elec-
              torales y vínculos segmentados y disponibilidad de capital material y
              simbólico (Huneeus, 2001; Luna, 2010; Luna et al., 2013), y desde ese
              momento ha ido bajando con una caída más pronunciada en 2013
              con la candidatura de Matthei y la cada vez mayor desconexión de la
              UDI con las demandas sociales del votante mediano (Rovira Kaltwas-
              ser, 2013) y también con los escándalos de corrupción. 35
                  Estas tendencias generales se mantienen tanto en la Cámara de
              Diputados como en el Senado (tablas 6 y 7). Ciertamente, en el Sena-
              do, la posición más fuerte de la UDI frente a los demás partidos no es
              tan marcada como en la Cámara de Diputados. Asimismo, el espectro
              partidista en la Cámara es más fragmentado, con mayor presencia de
              partidos pequeños alternativos a las dos grandes coaliciones y tam-
              bién con más candidatos independientes, tanto en las listas partidistas
              como por fuera de los pactos electorales.
                  Asimismo, este espacio, que es cada vez menos controlado por es-
              tos cinco partidos (más el PRSD),  está acompañado por la presencia
                                            36
              de varios partidos pequeños, tradicionales y desafiantes, que obtienen
              entre el 2.5 y el 5% de los votos. Entre ellos está el Partido Comunista
              (desde 2009 parte de lo que anteriormente era la Concertación), el
              PRO (de Enríquez-Ominami), el Partido Humanista o el PRI en los
              comicios de 2009. Estos partidos enfrentan la dificultad de la perma-
              nencia en el tiempo y el desafío de la construcción partidaria. Asimis-
              mo, tienen que lidiar con las altas barreras de entrada creadas por el
              sistema electoral binominal y serían los relativamente más beneficia-


                 35    Para más detalles sobre los “silencios” y la crisis de la derecha en general,
              véase Fermandois (2014) o Herrera (2014).
                 36    En las últimas elecciones legislativas de 2013 concentraron solo el 71.57% de
              los votos.



                           DR © 2016. Universidad Nacional Autónoma de México
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