Page 261 - LA CIENCIA POLÍTICA SOBRE AMÉRICA LATINA - FLAVIA FREIDENBERT
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        252  I. La enseñanza de la Ciencia Política



               Uno de los desafíos que imponía la configuración inicial de la
            Ciencia Política era el de la afirmación de una identidad propia como
            campo de conocimiento en el medio local. Esto es, los interesados en
            su constitución debían argumentar la pertinencia de la existencia de
            una «ciencia de la política» y, para ello, presentarla como un esfuerzo
            distinto al resto de los abordajes sobre lo político ya existentes. Los
            dos términos que se utilizaron para definir el campo disciplinario desde
                               copia
            entonces, «ciencia» y «política»,  tal y como fueron comprendidos en
                                          93
            ese contexto específico, ofrecen algunas pistas para entender cómo se
            concibió esta empresa.
               A comienzos de la década de 1990, definir la disciplina como una
            Ciencia Social significaba, en primer lugar, creer en la pertinencia y la
            posibilidad del conocimiento del mundo político –o lo que sería cons-
            truido como tal– a través del abordaje específico de las Ciencias So-
            ciales, un elemento relativamente novedoso en el medio intelectual
            uruguayo y más aún en los espacios universitarios, signados por visiones
            de corte profesionalista (Landinelli, 1989). Para la Ciencia Política, el
            identificarse como disciplina regida por pautas de «rigor científico»
                                                                           94
            e incorporarse a la fcs-udelar, parece haber operado como un factor
            identitario efectivo para diferenciarse de otras formas de hablar sobre la
            política, como la propia de las humanidades, del periodismo o incluso
            de los discursos de los actores políticos sobre su propia actividad, cuya
            importancia se mencionó anteriormente.
               Sin embargo, la lucha por la legitimación del conocimiento cien-
            tífico de lo político no fue la batalla principal que tuvo que enfrentar
            la Ciencia Política uruguaya en su fase inicial, debido a que, en gran
            medida, esta ya había sido dada por el empuje hacia la normativización
            positivista de la Sociología de finales de la década de 1960, como ya
            se señaló. El principal desafío de la incipiente Ciencia Política parece



            93   En otros países no se refiere, para denominar a la disciplina, a la «Ciencia Política»
            sino que se apela a otros términos, tales como «Gobierno», «Política», «Administración
            Pública» o «Estudios Políticos»; estas distinciones importan porque involucran modos
            específicos de imaginar y practicar el estudio sistemático de la política (Ramón, 2006).
            94   Esta es la expresión que se utiliza en el pedido presupuestal de 1991-1992 del icp.





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