Page 264 - LA CIENCIA POLÍTICA SOBRE AMÉRICA LATINA - FLAVIA FREIDENBERT
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            mínimo de creencia en la autonomía de lo político, como afirma Lan-
            zaro, «debía haber lugar para todos» (Chasquetti, 2010: 105).
               El aporte de las distintas fuentes de las que se nutrió la Ciencia Po-
            lítica en su configuración inicial se dio en diferentes grados y formas,
            siendo quizás las principales –pero no las únicas– la Sociología, la His-
            toria Política y el Derecho. Para evaluar la importancia relativa de cada
            una de estas vertientes, conviene distinguir analíticamente al menos
                               copia
            tres niveles: 1) el de las personas –con sus voluntades y perfiles, tra-
            yectorias y acciones–; 2) el institucional; y 3) el de la disciplina como
            campo de conocimiento.  Todas estas dimensiones están atravesadas, a
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            su vez, por relaciones de poder, que pueden ser más o menos explícitas
            pero que están siempre presentes (Bourdieu, 2000).
               Así, es posible identificar que la Sociología realizó un gran aporte
            en términos de las personas, dado que una masa crítica de investiga-
            dores provenientes de este campo se fue haciendo un espacio en la co-
            munidad politológica desde el inicio, logrando trayectorias destacadas
            en la Ciencia Política y enriqueciéndola con su acumulación previa.
               El aporte de la Historia Política, por su parte, fue clave en varios
            sentidos. En primer lugar, en lo que respecta al campo disciplinario, ya
            que la historiografía de la época estaba transitando por una profunda
            transformación epistemológica que implicaba el retorno de la política;
            si en la década de 1960 y de 1970 la orientación principal de la his-
            toria estaba dada por el descubrimiento de lo económico, lo social y
            la estructura, los desarrollos más innovadores posteriores a la década
            de 1970 tuvieron lugar en la Historia Política. Pérez Antón (1992)
            interpreta este vínculo entre Ciencia Política e Historia Política como
            la recíproca desinstalación de dos campos disciplinarios, mientras que
            Caetano y Rilla (1992), en un sentido similar, rescatan la importancia
            de la Historia como el campo empírico de la Ciencia Política, y a esta
            como el cuerpo teórico de la Historia.





            97   Agradezco a José Rilla haber mencionado la importancia de distinguir estos niveles
            analíticos para comprender el proceso.





               DR © 2017. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas
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