Page 249 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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238 DANIEL BUQUET
El contexto de los últimos años del siglo xIx y los primeros del
xx ubicaba al PC en el poder y al PN como su desafiante que, al con-
siderarse despojado de las posiciones de poder que creía merecer, re-
curría al levantamiento armado para reclamarlas. Los blancos venían
denunciando durante el último cuarto del siglo xIx la injusticia del
sistema electoral y el fraude y exigían el sufragio secreto y la represen-
tación proporcional. A pesar que entre 1897 y 1910 se fueron incor-
porando diferentes mecanismos de representación de las minorías, el
copia
proceso fue dejando en claro que la democratización del país requería
una gran operación de ingeniería constitucional, ya que las diversas
concesiones puntuales nunca lograron que la oposición legitimara al
gobierno. En esos años se ubica la coyuntura crítica fundacional de la
democracia uruguaya.
La elaboración de un marco institucional democrático resultó
entonces de un conflictivo proceso que, a lo largo de una década y
tras duras batallas cívicas, articuló en forma más o menos equilibra-
da las preferencias de los principales actores políticos de la época.
La “activación” del proceso de reforma se concretó a fines de 1907
y determinaría buena parte de la agenda política durante los años
siguientes, hasta la elección de una Convención Nacional Consti-
tuyente en 1916. En las elecciones para esa Convención del 30 de
julio de 1916, el mapa político estaba constituido por el tradicional
bipartidismo, pero con una peculiaridad: en esos comicios, que bien
pueden calificarse como las primeras elecciones legítimas de la his-
toria uruguaya, el oficialismo fue derrotado. Las ideas reformistas
impulsadas por el principal líder colorado, José Batlle y Ordóñez, di-
vidieron a su partido y estimularon un lento proceso de polarización
política (Nahum, 1975).
La negociación de la Constitución, por tanto, se desarrolló en el
marco de un relativo e inestable balance, con una asamblea constitu-
yente hostil al Ejecutivo y un gobierno con poderes suficientes como
para bloquear el proceso reformista (Manini, 1970). Seguramente fue
por ese peculiar balance de fuerzas que la Constituyente terminó ela-
borando un proyecto consensuado, producto de un pacto que implicó
recíprocas concesiones. El Partido Nacional consiguió la inclusión de
la representación proporcional (RP) para la Cámara baja y un con-
junto de garantías para el ejercicio del sufragio; el riverismo, sector
minoritario dentro del Partido Colorado, logró el mantenimiento de
la figura del presidente de la República, y el batllismo, sector mayori-
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