Page 13 - MUJERES EN LA POLITICA, EXPERIENCIAS NACIONALES Y SUBNACIONALES EN AMERICA LATINA - MARIANA CAMINOTTI FLAVIA FREIDENBERT
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Reformas electorales inclusivas en América Latina… 13
las mujeres y promover exitosamente su incorporación en ámbitos de deci-
sión (Caminotti y Freidenberg, 2016; Alles, en este volumen)
Además del porcentaje de mujeres y hombres, una ley de cuotas o de
paridad bien diseñada es aquella que: i) incorpora mandatos de posición que
garanticen lugares elegibles para las candidatas o mecanismos de alternancia
y secuencialidad entre géneros, ii) abarca tanto a las candidaturas titulares
como a las suplentes o plantea mecanismos de reemplazo por género, iii) es-
copia
tablece sanciones por incumplimiento y iv) no permite excepciones a la apli-
cación de la ley (Archenti y Tula, 2014; Caminotti y Freidenberg, 2016) 6
Como lo muestra la extensa literatura producida en las últimas décadas, el
sistema electoral y las características de la competencia política condicionan
ampliamente la efectividad de las cuotas y de la paridad (Alles, en este volu-
men) Por un lado, las oportunidades de las mujeres aumentan en sistemas de
representación proporcional con listas cerradas y bloqueadas, y magnitudes
de distrito grandes o medianas, donde el electorado vota por una oferta de can-
didatos y hay más cargos en juego para repartir Por el otro, el grado de frag-
mentación electoral tiene efectos de género Por ejemplo, si las bancas legislati-
vas se distribuyen entre varios partidos y cada uno obtiene pocos cargos,
probablemente, tiendan a elegirse más hombres que mujeres, salvo que existan
reglas de paridad horizontal (Gilas y Christiansson, en este volumen)
7
Ahora bien, un buen diseño legal y un sistema electoral favorable a la
elección de mujeres no impiden las tácticas evasivas de las élites de los parti-
dos (Piscopo, 2016), las cuales han tenido reacciones adversas y, en algunos
casos, abiertamente hostiles frente a la obligación de seleccionar más candi-
datas (Freidenberg y Del Valle, 2017) En muchísimos casos, las élites mos-
traron un compromiso escaso y, en ocasiones, expresaron resistencias explí-
citas (Borner et al , 2009; Hinojosa, 2012; Johnson, 2014), ubicando a las
mujeres en distritos denominados perdedores o en posiciones bajas de las listas;
inscribiendo varones con nombres de mujer o ejerciendo presión para que
6 La paridad puede hacerse extensiva a los encabezamientos de listas o a la titularidad de las candida-
turas uninominales cuando un partido compite en varios distritos a la vez, lo que se conoce como paridad
horizontal (onu-Mujeres y parlatino, 2015), tal es el caso de México y Costa Rica
7 Por ejemplo, esto ocurrió en Costa Rica, en 2014, cuando se implementó por primera vez la pari-
dad: la tasa de mujeres electas para la Asamblea descendió cinco puntos en ese proceso electoral (de 39
a 34%), ya que varias listas obtuvieron un único cargo y todas llevaban hombres en su encabezamiento
(Jager Contreras, 2015)
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