Page 52 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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definición operacional de suicidio nos fué posible descubrir que muchas
             personas «vivían» la cultura de la muerte, de la que el suicidio sólo era un
             epifenómeno. Nuestra definición debía concretar quiénes eran éstos, qué
             entendíamos nosotros por el espacio social «Herria» y «cuándo» ocurría el
             fenómeno de suicidio intensivo que pretendíamos interpretar. Pronto com-
             prendimos que nuestro problema no eran los «muertos» sino los «vivos»
             de esa localidad.
                Más aún, la definición del problema siempre es provisional, porque la
             tarea central del análisis cualitativo es averiguar si la definición está bien de-
             finida, si la comprensión del fenómeno no está viciada ella misma por una
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             comprensión viciada o viciosa (como acertadamente insiste A. Schutz ). La
             pretensión, tan insistente en las investigaciones cuantitativas, de precisar
             conceptual u operativamente los términos del problema para, sobre ellos, es-
             tablecer proposiciones y relaciones hipotéticas (las hipótesis), es empobrece-
             dora y contraproducente en las cualitativas. Van Maanen se encontró a sí
             mismo operando como un «camuflado de policía camuflado», definición a la
             que nunca habría llegado probablemente, de haber iniciado su trabajo con al-
             guna definición de manual. El camuflaje es un elemento básico en la defini-
             ción de policía, elemento que abarca desde la delincuencia pura hasta la lu-
             cha por la supervivencia propia.
                Definir el problema, finalmente, es entrar en contacto con él, no deli-
             mitar sus fronteras. No se trata de poner una cerca conceptual a su alre-
             dedor para persuadirse de que uno está «dentro» del problema mismo,
             sino de sumergirse en él, como en un bautismo por inmersión, para dis-
             frutar de la convicción, desde el principio de la investigación, de que uno
             está en el «medio», en el fondo, en la médula del problema. Esta metodo-
             logía de la definición misma, que algún autor ha calificado jocosamente
             de anabaptista, consiste en orientarse en la investigación, desde el co-
             mienzo, como los misiles, hacia el foco del calor, hacia el punto más
             denso de significado social del problema. Definir, por tanto, no es deli-
             mitar, rodear, circunscribir con precisión un problema, sino situarse,
             orientarse, sumergirse, acercarse, contactar con el núcleo, el foco, el cen-
             tro del mismo.
                Para definir el problema, el investigador se comporta como quien
             desea investigar las hormigas y para ello observa la dirección en la que
             la mayoría de ellas camina sospechando que todas ellas disponen de un
             hormiguero central, o como quien advierte atracciones magnéticas y se
             propone buscar el centro de donde parten todas ellas sospechando que
             existe un centro magnético. Definir el problema de la investigación
             equivale a seleccionar una dirección concreta (que luego puede resultar

               9  Schutz, A., Ob. cit.

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