Page 211 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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LA ESTABILIDAD DEL SISTEMA DE PARTIDOS... 199
prima para la elección de miembros del Congreso y la Junta Muni-
cipal, es decir, el ganador se llevaba el 66% de las bancas sin impor-
tar la proporción de votos que obtuviera. El 33% correspondía a las
fuerzas minoritarias. Estas fuerzas tenían una posibilidad de ejercicio
mínimo, por lo que poco a poco se fueron convirtiendo en cómplices
del régimen por insignificantes privilegios. Bajo este sistema electoral,
se realizaron las elecciones posgolpe de 1989, por lo que el primer go-
bierno de la democracia mantuvo las mismas reglas de juego, estable-
copia
cidas en la Constitución Nacional de 1967 en plena dictadura stronista.
Aunque en el largo periodo de dictadura stronista las elecciones
se realizaban periódicamente cada cinco años, el fraude electoral era
una rutina. Llenaban las actas de escrutinio con cifras imaginarias
por lo que en muchos casos, votaba más gente de la que había en
la localidad, inclusive los muertos. Tanto el Partido Colorado, como
agentes del gobierno stronista, ejercían fuertes controles y presiones el
día de las elecciones, sobre los representantes de los demás partidos
de oposición que pretendían trabajar en las mesas electorales, impi-
diendo la conformación normal de cada mesa electoral y el control
cruzado en el escrutinio final.
Por todos estos aspectos, el sistema era excluyente y represivo. El
ejercicio de poder autocrático y autoritario sirvió para reprimir la di-
sidencia. La tortura y el asesinato a dirigentes políticos de oposición
—sobre todo los que comulgaban o eran sospechosos de comulgar
con una ideología de izquierda—, líderes sindicales y campesinos eran
prácticas muy conocidas y la exclusión de los círculos de poder para
aquellos militares y colorados caídos en la desgracia era otra forma de
castigar la deslealtad. No había respeto a los derechos civiles y políti-
cos más elementales y tampoco garantías individuales de ningún tipo.
En 1967 se reunieron nuevamente los Convencionales Constitu-
yentes —donde la mayoría estaba constituida por el Partido Colorado
y la minoría por el Partido Liberal— para enmendar el artículo que
establecía la reelección por un periodo más, reemplazando por el pe-
ligroso: “y podrá ser reelecto” (Caballero, 1998). Este hecho marca
un quiebre, que a la larga debilitó al régimen político. A mediados
de la década de 1970, los partidos políticos que venían participando
y activando públicamente dejaron de hacerlo. Un sector importante
del Partido Liberal Radical, tomando el nombre de Liberal Radical
Auténtico, se niega a un nuevo intento de enmienda constitucional
para imponer el “vitaliciado” (Colazo, 1990).
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