Page 296 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              286               SALVADOR ROMERO BALLIVIáN

                  Si la concentración del voto en los dos primeros candidatos en
              1979 (71.8%) fue la más alta de los veinticinco años siguientes, era
              la más baja de la historia. Es más, tal porcentaje era superado por el
              MNR en solitario en la época revolucionaria. Algo casi parecido vale
              para la concentración del sufragio en los tres primeros. En su traduc-
              ción parlamentaria, la concentración del voto se acentuó: cierto para
              el Senado, elegido con un sistema de corte mayoritario, donde las tres
              primeras candidaturas coparon la totalidad de los escaños y también
                                 copia
              para la Cámara de Diputados, elegida con un método proporcional.
              En total, en 1979, las tres primeras candidaturas tuvieron el 93.5% de
              los parlamentarios.
                  Los votantes apostaron por los valores conocidos, como les suce-
              dió a los electores latinoamericanos en la transición democrática. Los
              tres ex presidentes en carrera cosecharon los apoyos más altos, con
              una ventaja para los líderes del movimientismo: Siles con una coali-
              ción de izquierda, V. Paz reagrupando la estructura partidaria; detrás,
              Banzer, cuya fuerza y debilidad a la vez venían de su gobierno, el más
              largo del siglo xx, bajo el signo autoritario. Fueron los únicos candi-
              datos con una notoriedad nacional, estructuras de apoyo y militancia,
              sin duda desiguales, pero existentes en todo el territorio.
                  La participación electoral y el voto por el MNR, ADN y UDP
              demostraron ser volátiles, lo que constituía también una prueba de
              la libertad del electorado. Las lealtades carecían de una consistencia
              tal que resistiesen las vicisitudes de la coyuntura. De 1979 a 1980,
              la volatilidad fue limitada en comparación con momentos siguientes
              pero alta si se considera que apenas transcurrió un año entre ambos
              comicios. La distribución inicial (UDP 35.9%, MNR 35.8%, ADN
              14.8%) se trastocó a favor de la UDP y ADN (38.4% y 16.7% respec-
              tivamente). La candidatura de V. Paz del MNR se contrajo (20%) por
              la acumulación de tres causas en muy corto tiempo: el golpe de Es-
              tado de 1979, en el cual participaron muchos de sus líderes dañó sus
              credenciales democráticas; la división que siguió a esa aventura hizo
              que al menos cuatro candidaturas se desgajasen del MNR de 1979,
              y, finalmente, el plan de rigor económico ejecutado en el gobierno
              provisorio de Lydia Gueiler fue cargado al pasivo del MNR que com-
              ponía la mayoría del gabinete.
                  Los votantes pudieron pasar de un partido a otro pero también las
              evoluciones se explican por el repliegue de una franja del electorado.
              El retorno a la democracia despertó el entusiasmo que se tradujo en



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