Page 297 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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EL SISTEMA DE PARTIDOS EN BOLIVIA (1952-2015)... 287
una participación de 90%, al año siguiente el desencanto cobró fac-
tura y redujo la participación a 74.7%. La volatilidad más impresio-
nante e intensa del periodo democrático, por su trasvaso electoral, se
produjo entre 1980 y 1985. Reflejó el desgarro de la economía por la
hiperinflación. La UDP desapareció y su mejor representante, el MIR,
apenas llegó a 10.1%; ADN duplicó su fuerza (32.8%) y ascendió del
tercer al primer lugar, en parte impulsado por antiguos votantes de
la UDP: la imagen de autoridad de Banzer le sirvió en esa coyuntura
copia
de desorden (Romero, 2003: 39-41). El MNR se recuperó (30.2%) sin
reencontrar el nivel de inicio de la transición a la democracia.
3. La fragmentación del sistema de partidos: el quiebre de las viejas fuerzas
y el nacimiento de la segunda generación
El sistema de partidos se fragmentó como nunca antes. A la competitivi-
dad señalada, se sumaron la escasa normatividad jurídica sobre los par-
tidos, la fractura del MNR y de los partidos de la primera generación
así como el nacimiento de la segunda generación de partidos del siglo
xx en la década de 1970. El retorno a la democracia se hizo después de
doce años de la última presidencial —un récord en la historia del país—
y sin un marco regulador de la actividad partidaria. Luego del autorita-
rismo, el ánimo era abrir las puertas de la participación.
Los procesos electorales entre 1978-1985 quedaron marcados por
la proliferación de partidos de todas las tendencias. Decenas de or-
ganizaciones recibieron la personalidad jurídica en un trámite des-
provisto de requisitos exigentes, al punto que el organismo electoral
recurrió a números y apellidos para distinguirlas: Partido Socialista,
Partido Socialista-1; Movimiento Nacionalista Revolucionario-Jorge
Alderete, Movimiento Nacionalista Revolucionario-Rubén Julio; en-
tre otros (Céspedes, 1982: 63-69). En 1979, 53 partidos contaban con
un registro legal y esa cifra creció en los procesos siguientes.
La proliferación de partidos generó inquietud, pero ocurre con
frecuencia en las democracias nuevas o renacientes, después de una
prolongada represión (Couffignal, 1992: 35). El laberinto político de
creaciones partidarias (Rivadeneira, 1984) no multiplicó las candida-
turas presidenciales: en 1979, se anotaron 8, la cifra más baja entre
1979-2009, aunque la más alta hasta ese momento. Sin embargo, la
fragmentación subyacía y se manifestaba con los vuelcos de la coyun-
tura. En 1980, el número de candidaturas creció a 13, impulsado por
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