Page 304 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              294               SALVADOR ROMERO BALLIVIáN

              sieron durante aproximadamente dos décadas y se perfiló un consen-
              so alrededor de cuatro ejes: democracia representativa con un lugar
              decisivo para los partidos y las instituciones, economía de mercado,
              descentralización del Estado y multiculturalismo moderado.
                  En política se abandonó la visión de la democracia cultivada por
              la revolución de 1952, que la definía por la orientación de las políticas
              públicas: cuanto más favorables se las consideraba para los sectores
              populares o para el fortalecimiento del Estado, más democrático se
                                 copia
              juzgaba un gobierno, con prescindencia de criterios ligados al ejerci-
              cio de las libertades, el pluralismo, el disenso o el respeto del voto. Al
              finalizar el siglo xx, la democracia se concibió como un conjunto de
              reglas para la alternancia en el poder, más allá de las orientaciones
              socioeconómicas de un gobierno, se aceptó que valores igualmente
              deseables pueden contraponerse y se entendió, sobre todo, en térmi-
              nos electorales. Existía en la medida que hubiese elecciones regulares,
              limpias, competitivas, reflejo de las otras condiciones indispensables
              de un régimen representativo, como la libertad de asociación, de ex-
              presión, la inclusión de todos los adultos, la separación y equilibrio de
              poderes (Dahl, 1998).
                  La construcción de instituciones confiables y la limpieza de los co-
              micios se convirtieron en una prioridad. Esa concepción, dominante
              después del derrumbe del sistema soviético, exigía reglas equitativas
              para todos los jugadores, árbitros encargados de hacerlas cumplir, de-
              rechos y garantías individuales respetados. Como en el resto de Améri-
              ca Latina, mejoró la calidad, la transparencia y la eficiencia de las elec-
              ciones (PNUD-OEA, 2010: 65). En consonancia, se hizo un esfuerzo
              por construir un sistema de partidos competitivo y ordenado.
                  En economía, se redujo la participación del Estado, a tono con el
              nuevo vigor del liberalismo en los países desarrollados y en América
              Latina. En la década de 1990, se privatizaron las compañías estatales,
              incluidas las más grandes bajo una modalidad de “capitalización” en
              la cual el Estado conservó la mitad de la propiedad de las empresas,
              vendió la mitad a compañías internacionales y les cedió la gestión.
              Desligado de la producción y la administración de servicios, el Estado
              adquirió un papel regulador. A la par, se transformó y desplazó la ma-
              triz económica del país. La crisis de precios hundió la minería de los
              Andes. El relevo lo asumió progresivamente la soya y el gas, productos
              del sur y este, convertidos en los faros de las exportaciones. A la par,
              esas regiones mostraron saldos migratorios positivos.



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