Page 322 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              tendencias rentistas de la sociedad, vinculadas con una inclinación es-
              tatista y corporativa (Laserna, Gordillo y Komadina, 2011: 101-102).
              2. El quiebre político y jurídico del sistema de partidos
                 y el desacoplamiento del nivel nacional y subnacional


              La última década del siglo xx correspondió a un esfuerzo sostenido
              por construir un sistema de partidos competitivo, institucionalizado y,
                                 copia
              de ser posible, centrípeto. La ley de partidos de 1999 debía ser el eje de
              esa construcción, resultó el canto del cisne. En el cambio de siglo, el
              interés por el sistema de partidos decayó de manera notable, se le dejó
              periclitar cuando no se buscó directamente desmontarlo, al achacar-
              le numerosos vicios: salpicado por escándalos de corrupción, cubiertos
              con un manto de impunidad, excluyente al abocarse a acuerdos para
              distribuir cargos públicos entre los militantes en nombre de la goberna-
              bilidad, poco renovado por la dificultad para reemplazar los liderazgos
              nacionales y reproduciendo el poder en círculos cada vez más estre-
              chos. El sistema de partidos se quebró primero y de manera fundamen-
              tal, de manera política y luego jurídicamente.
                  La presidencial de 2002, marcada por la fatiga del sistema parti-
              dario, presagiaba un complicado gobierno para Sánchez de Lozada.
              Su renuncia, al cabo de poco más de un año, dejó en la estacada a los
              partidos que lo colaboraron, hundidos en el descrédito. Esas organi-
              zaciones constituían una parte amplia del sistema: el MNR, primero
              o segundo en todas las elecciones durante medio siglo, hasta 2002;
              el MIR, activo desde 1979; UCS, NFR y el MBL; incluso, ADN que
              no integró la coalición, era percibida como ideológicamente cercana.
              Los partidos quedaron debilitados en su liderazgo: fue evidente para
              el MNR, cuya plana mayor abandonó Bolivia luego de 2003. En los
              otros, afloraron las escisiones, fracturas, distanciamientos.
                  Del MIR se desprendieron Unidad Nacional (UN) de Samuel Do-
              ria Medina, y Plan Progreso (PP) de José Luis Paredes. En ADN, Jorge
              Quiroga declinó asumir la jefatura, en UCS, los hermanos Johnny y
              Roberto Fernández se separaron. Las bancadas parlamentarias per-
              dieron su disciplina y se condujeron al margen de las fragilizadas di-
              recciones nacionales. Los dirigentes dieron la espalda a sus partidos:
              en 2005, los jefes del MIR, J. Paz, de ADN, Quiroga y de NFR, Reyes
              Villa, compitieron para diferentes cargos con siglas desligadas de sus
              formaciones originales. Como sucede habitualmente con el transfu-




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