Page 318 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              2001). Estallaron conflictos cada vez más numerosos, violentos y críti-
              cos con la orientación del Estado (Laserna, 2004: 43-47).
                  El malestar socioeconómico acrecentó las críticas contra el sistema
              de partidos, evaluado con dureza; como en otros países, las reformas
              políticas no consiguieron “mejorar sustantivamente la percepción de
              la opinión pública hacia los partidos” (Freidenberg y Alcántara, 2009:
              15). El apoyo y aún más la satisfacción con la democracia tocaron los
              puntos más bajos: en 2004, los valores respectivos se establecieron en
                                 copia
              45 y 16% cuando la media boliviana en el periodo 1995-2015 fue de
              65 y 48% (Latinobarómetro, 2015: 34-40).
                  La presidencial de 2002 reflejó esas tensiones (Borth y Chávez,
              2003). Los votantes se dividieron en dos segmentos de peso equivalen-
              te: los satisfechos con el balance de las políticas públicas de los quince
              años previos, agrupados detrás del MNR, MIR y ADN, incluyendo
              franjas del electorado de NFR, y los descontentos, que votaron por el
              MAS, por el Movimiento Indigenista Pachacuti (MIP), en parte por
              NFR, además de organizaciones pequeñas. Ganó el MNR, pero el di-
              namismo quedó del lado del MAS, inesperado segundo (Gálvez, 2002:
              21-22). Dirigido por Morales, el líder de los cocaleros, se presentó como
              el adalid del cambio del sistema político, social y económico. Aprove-
              chó el descrédito de UCS y el vacío dejado por Condepa, despresti-
              giado por su paso por el gobierno de Banzer e incapaz de reemplazar
              a su fallecido fundador Palenque, que ejercía un poder centralizado
              (Alenda, 2002: 106-111).
                  Los comicios echaron por tierra los consensos dominantes desde
              1985 y la segunda presidencia de Sánchez de Lozada no pudo disi-
              mular el declive de la confianza en la economía liberal, en el sistema
              partidario, en las alianzas de gobernabilidad. Reaparecieron tenden-
              cias centrífugas, con visiones antagónicas sobre la economía, la so-
              ciedad, la cultura y la política (Mayorga, 2004: 27-49), y finalizó el
              “enfriamiento ideológico” de una de las sociedades más ideologizadas
              de América Latina (Tuesta, 2010: 299). El MNR y el MAS se contra-
              pusieron en todos los temas y en todos los escenarios. La polarización
              en el Congreso (tabla 6) fue sólo una faceta de un movimiento que
              desbordó el campo electoral y partidario para extenderse al sistema
              político y al conjunto de la sociedad: a principios del siglo xxI, Bo-
              livia volvió a debatir sobre el Estado que quería y el modelo de país
              que deseaba ser.





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