Page 540 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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                      CAMBIOS EN LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMÉRICA LATINA... 533

                  ca competitiva de la misma. Si bien han sido cambios graduales, esas
                  transformaciones se han evidenciado en el desalineamiento del electo-
                  rado; en el incremento de la volatilidad electoral; en la competitividad
                  y en la emergencia de nuevos partidos que reemplazaron a algunos de
                  los partidos tradicionales. Costa Rica es un estupendo ejemplo de estos
                  cambios (Cascante Matamoros, en este libro). La crisis del bipartidismo
                  histórico se ha expuesto de manera clara desde la elección de 2002 con
                  la emergencia del Partido Acción Ciudadana, que aglutinó parte del
                                 copia
                  sentimiento antipartidista tradicional.
                     Si bien en la elección de 2006 se convirtió en la segunda fuerza,
                  desbancando al histórico Partido Unidad Socialcristiana (PUSC); en
                  2014 llegó incluso a ganar la presidencia de la República liderados
                  por Luis Guillermo Solís (Cascante Matamoros, en este libro).  Estos
                                                                          7
                  cambios no se pueden explicar por reformas a las reglas del sistema
                  electoral (Sánchez, 2007). A diferencia de otros sistemas, el costarri-
                  cense cambió más por el hartazgo de los ciudadanos que por el im-
                  pacto de las reformas al sistema electoral.
                     Si bien se pensó que el “colapso político argentino” de diciembre
                  de 2001 conduciría al rechazo popular de la élite política, los datos
                  dan cuenta de que los partidos tradicionales han podido sobrevivir
                  al desencanto ciudadano. Como muestran Malamud y De Luca (en
                  este libro) hasta 2015 el PJ conservó la presidencia de la República, el
                  55% del Senado, el 51% de la Cámara de Diputados y el 66% de las
                  gobernaciones provinciales. El segundo partido, la UCR, ocupó hasta
                  diciembre de ese año el 28% del Senado, el 17% de la Cámara de Di-
                  putados y, a pesar de alinear sólo un gobernador, un tercio de las ciu-
                  dades capitales de provincia. Entre los dos partidos había un abismo,
                  pero detrás de ellos también (Malamud y De Luca, en este libro). Lo
                  que parecía el fin del sistema de partidos argentinos, no lo fue.
                     Una similar crisis del bipartidismo también se manifestó en Uru-
                  guay al poner en jaque al sistema de partidos histórico dominante. Si
                  bien ha sido considerado como uno de los sistemas con mayores nive-


                    7    El descontento popular abrió oportunidades a nuevos actores. Las nuevas ten-
                  dencias políticas tienden a tener una ideología moderada. Es decir, los actores no
                  tradicionales que se vuelven importantes en el escenario político no se encuentran
                  polarizados ideológicamente. El PLN ha salido más fortalecido del desalineamiento
                  partidista, aunque durante sus gobiernos ha tenido que negociar en Congresos con
                  alto nivel de fragmentación, teniendo dificultades para la relación con los partidos
                  nuevos (Cascante Matamoros, en este libro).



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