Page 58 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              44             ANDRÉS MALAMUD / MIGUEL DE LUCA

              traste con otros países, las elecciones argentinas no están centradas en
              el candidato ni en el nivel nacional de los partidos (nacionales), sino
              en su nivel provincial. Y esto tiene un impacto favorable a la estabili-
              dad del sistema nacional de partidos, porque lo autonomiza del des-
              empeño del gobierno nacional y de sus crisis cíclicas.
                  En contrapartida, la provincialización de la política tiene un im-
              pacto  desfavorable  sobre  la  contabilización  de  los  partidos.  Como
              muchos politólogos saben por sufrimiento propio, en Argentina es im-
                                 copia
              posible llegar a un acuerdo respecto del número efectivo de partidos
              electorales o parlamentarios, y más aún usar un índice de nacionaliza-
              ción partidaria. Aunque los partidos mantienen sus nombres legales,
              las coaliciones cambian de una provincia a la siguiente y entre una
              elección y la otra, e incluso los nombres de los grupos parlamentarios
              suelen ser diferentes a los de las listas en que fueron electos los legisla-
              dores. Por eso, la relativamente alta estabilidad de los dirigentes parti-
              darios coexiste con una alta inestabilidad de las etiquetas partidarias.
                  Buena parte de los expertos coincide, sin embargo, en que dos
              grandes familias políticas subyacen esa aparente fluidez: los peronis-
              tas y los no peronistas, cuya frontera es más porosa que en el pasa-
              do pero sigue visible para protagonistas y analistas entrenados. Por
              ejemplo, en agosto de 2014 la Cámara de Diputados —de 257 miem-
              bros— estaba dividida en 35 bloques partidarios. Sin embargo, esta
              fragmentación formal oculta la diferencia entre el gobernante Frente
              para la Victoria (FPV) y los demás partidos. Mientras el FPV contaba
              con el grupo más grande de legisladores (119), seguido por la UCR
              con 37 y Unión PRO con 18, existían seis bloques con apenas dos in-
              tegrantes y 15 bloques unipersonales.

              3. Nivel de competitividad e incertidumbre en los resultados


              La primera categoría electoral nacional es la presidencial. Desde 1983
              hasta 2015 se celebraron ocho elecciones presidenciales: el PJ, solo,
              dividido o en alianza, ganó cinco de ellas mientras que la UCR parti-
              cipó en las otras tres victorias, con candidatos propios en dos —sola en
              1983 y como parte de una coalición con el Frepaso en 1999—, y como
              apoyo de Cambiemos en 2015. Hasta 2001, los dos partidos demostra-
              ban capacidad de recuperación frente a la derrota. Desde entonces, la
              competitividad del radicalismo se redujo y sus candidatos solían llegar
              terceros (gráfico 2).



                           DR © 2016. Universidad Nacional Autónoma de México
                                  Instituto de Investigaciones Jurídicas
                                     Instituto Nacional Electoral
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