Page 161 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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echar mano de los consejos de libro de los textos escolares sobre
                cómo llevar a cabo una observación participada, esto es, la
                conciencia aguda de que dependía de sí mismo y de su propio
                acierto para no cometer errores de consecuencias irreparables para
                las fases ulteriores de su trabajo. Comprobó que las «observacio-
                nes personales» suyas y de otros investigadores servían mejor
                como claves de comportamiento.
             —La segunda dificultad es la constatación de que, en la escena con-
                creta, no hay reglas preestablecidas, pero sí una serie de principios
                o claves de interpretación de la situación para saber cómo compor-
                tarse. Trabajar con claves de interpretación es siempre más difícil
                que seguir al pie de la letra un prontuario de normas concretas y
                detalladas. Las claves más bien alertan que enseñan sobre cómo
                hay que comportarse.
             —La tercera dificultad proviene de que, normalmente, se utiliza un
                introductor para poder participar activamente en una situación so-
                cial determinada. Ahora bien, hay que desprenderse cuanto antes
                de él para no hipotecarse a su control, sus intereses, sus limitacio-
                nes, sus interpretaciones.
             —La cuarta dificultad estriba en cómo no pecar de ingenuo ni caer en
                pedantería, ante personas que saben mucho más que uno (por su de-
                dicación, tiempo,...) de la propia situación. Hay que saber formular
                cuestiones lo suficientemente, por un lado, tolerables para no ofen-
                der, y sensibles, por otro, para provocar respuestas interesantes.
             —La quinta dificultad proviene del recelo y la sospecha de que, en
                todo momento, pueden suscitarse en torno a la persona que se des-
                vía lo más mínimo de la convivencia rutinaria. Esto obliga a adop-
                tar dos cánones estrictos de comportamiento:

                • Evitar todo ejercicio de crítica o evaluación que pueda parecer
                  marginal a los intereses que se defienden o atacan con ella.
                • Arroparse de un núcleo de informadores válidos y fiables a los
                  que, por otro lado, hay que poder abandonar a lo largo de la in-
                  vestigación.
             —La sexta dificultad proviene del recelo que igualmente suscita una
                excesiva actitud de adquiesciencia, de aceptación y de servilismo.
                Eso implica, a su vez, el esfuerzo por:

                • Desarrollar una personalidad propia que suscite interés en el grupo.
                • Desarrollar una personalidad que no contradiga la propia
                  idiosincrasia, ya que, de lo contrario, la artificiosidad y el enga-
                  ño acabarían haciéndose manifiestos.

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