Page 188 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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sus facultades, pero, casi siempre, resta espontaneidad al entrevistado y,
en ocasiones, le bloquea por completo. Aún así, las notas deben ser reco-
gidas por el investigador quien, en ningún caso, debe fiarse de su propia
memoria y de su capacidad de retener datos o expresiones literales.
Una alternativa, tampoco exenta de riesgos, es la de recurrir a la gra-
bación oculta, mediante grabadores o cámaras disimuladas, en cuyo caso
se plantea un problema de ética y de imposibilidad de recurrir a ulterio-
res entrevistas si, por cualquier motivo, el entrevistador llega a percatar-
se del engaño del que ha sido víctima. En este tema, como en otros mu-
chos, la astucia y la ingeniosidad solucionan situaciones poco menos que
imposibles. Así, por ejemplo, un sociólogo que entrevistaba personas re-
lacionadas con movimientos y grupos clandestinos, pidió permiso a una
muchacha para grabar su conversación a lo que ésta dio permiso contra
su voluntad y de muy mala gana. Pasados quince minutos, el entrevista-
dor cerró el grabador manifestando a la muchacha que la conversación se
estaba desarrollando sin espontaneidad y sin libertad suficiente para re-
velar su experiencia personal de activista clandestina. Esta protestó, re-
conociendo que, salvada la inhibición inicial, se encontraba confortable y
dispuesta a «vaciarse» por completo. El entrevistador hizo caso omiso de
las protesta, retiró el grabador y prosiguió la conversación durante una
hora larga. Concluida ésta, pidió perdón a su interlocutora, extrajo de un
bolsillo interior un minigrabador policial cuyo micrófono estaba conecta-
do a su reloj de pulsera y exclamó: «Perdón por mi mentira, pero era la
única forma de que hablases con libertad, toma la cinta; si quieres te que-
das con ella y yo pierdo toda la información». Herida no poco en su or-
gullo, la entrevistada dudó unos instantes y, al fin, cedió con una sonrisa
la cinta. «Al fin y al cabo, ya está hecho». No siempre el resultado es tan
satisfactorio y el entrevistador se expuso a perder la entrevista.
En todo caso no puede olvidarse que la grabación es menos impor-
tante que la obtención directa y que la calidad de la información, y que
no se puede sacrificar ésta por aquélla, si bien una información perdida
es un despilfarro, a veces, irreparable. Finalmente, la grabación debe in-
cluir todos aquellos elementos de datación (fecha, lugar, condiciones),
contextualización (personaje, situación) y enriquecimiento convenientes
para una mejor interpretación de la información obtenida.
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