Page 257 - LOS SISTEMAS DE PARTIDOS EN AMERICA LATINA-CONO SUR Y PAISES ANDINOS- TOMO 2 - FLAVIA FREIDENBERT
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              246                     DANIEL BUQUET

              ción del sistema desde la democratización del país tenemos durante
              la década de 1920 algo más parecido a un multipartidismo, debido a
              la presencia electoral de varios partidos colorados y blancos (Lindahl,
              1977); durante el terrismo claramente dos partidos colorados y dos
              blancos, y desde 1942 hasta 1954 un partido colorado predominante
              frente a dos partidos nacionalistas. La elección de 1958 es la primera
              con un bipartidismo puro porque cumple sus dos condiciones fun-
              damentales, sólo hay dos partidos relevantes y existe la alternancia
                                 copia
              (Sartori, 1992).
                  Y tan solo trece años después, el surgimiento del Frente Amplio
              volvería obsoleta esa definición. La crisis generada en la década de
              1950 no pudo ser resuelta por ninguno de los gobiernos subsiguientes
              y derivó en un incremento de la conflictividad social, al tiempo que
              el clima político fue mostrando niveles crecientes de polarización y
              confrontación. Nuevamente el sistema de partidos uruguayo se fue
              adaptando a las reglas de competencia pero no logró consolidarse ple-
              namente en el contexto de una creciente crisis económica y social. El
              electorado uruguayo, a través de cuatro elecciones recorrió el espectro
              completo dentro del sistema de los partidos tradicionales. Luego de
              beneficiar con sus votos al batllismo en varias ocasiones hasta 1954,
              se le dio la oportunidad al sector conservador del Partido Nacional
              en 1958, para luego favorecer al ala progresista de dicho partido en
              1962 y, finalmente, apoyar a la derecha del Partido Colorado en 1966.
                  Esta  creciente  inestabilidad y volatilidad del electorado  fue sin
              duda un reflejo de la crisis socio-económica que vivía el país en esos
              años. Pero también obedece a la incapacidad del sistema político de
              presentar opciones claras y conducir alternativas coherentes de go-
              bierno capaces de generar un realineamiento electoral estable. En ese
              contexto es que se crean las condiciones para la aparición de una ter-
              cera fuerza, no tradicional, que por primera vez en la historia del país
              pasaría a ocupar un espacio relevante en el sistema político. Luego de
              los sucesivos y frustrados intentos de alianza que se realizaron durante
              toda la década de 1960, finalmente se concreta el acuerdo electoral
              que nuclea a los viejos partidos de ideas. El Partido Demócrata Cris-
              tiano, el Partido Socialista y el Partido Comunista, junto a otros gru-
              pos de izquierda y sectores desprendidos de los partidos tradicionales
              conforman la coalición denominada Frente Amplio (FA) en febrero
              de 1971. Pero el surgimiento del FA no es más que un nuevo síntoma
              de que el sistema no estaba en equilibrio. Los ciudadanos y las élites



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