Page 170 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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en un marco sociocultural que lo absorbe y lo transforma en un alienado
drogado por su propia cultura. Esta interpretación constructivista del com-
portamiento humano es la que defiende el Interaccionismo Simbólico, cu-
yos postulados básicos, presuponen que el comportamiento humano:
—se basa en un mundo «nombrado» o clasificado y que los nombres
comportan un significado que consiste en expectativas participa-
das de conducta que emergen del proceso de interacción social con
los otros. Uno aprende en interacción con otros, tanto a clasificar
los diferentes objetos como el modo se espera que se comporte
ante ellos. La clasificación de los objetos que uno efectúa depende
de las expectaciones de los demás.
—Entre estos nombres están los símbolos usados para designar los
componentes estables y morfológicos de la estructura social deno-
minados «posiciones», y son estas posiciones las que se denomi-
nan convencionalmente «roles».
—Los actores se denominan unos a otros dentro de esta estructura
social y
—al hacerlo así invocan y crean las expectativas internalizadas de
conducta respecto de unos con otros.
—La conducta social, no obstante, no viene dada por estas expectati-
vas, sino que se derivan de un proceso social iniciado por ellas pero
desarrollado a través de un intercambio sutil que va configurando
constantemente tanto la forma como el contenido de la interacción.
Sin negar el influjo y la importancia que la reacción y el aprendizaje tie-
nen para la explicación de la conducta humana, la entrevista concibe al hom-
bre, al actor social, como una persona que construye sentidos y significados
de la realidad ambiental. Con ellos entiende, interpreta y maneja la realidad
a través de un marco complejo de creencias y valores, desarrollado por él,
para categorizar, explicar y predecir los sucesos del mundo. Este marco lo
participa, en parte, con otros dentro de un mundo social, pero, en parte, es
irreductiblemente único para él. Para entender por qué las personas actúan
como actúan, hay que comprender no sólo el sentido compartido, sino el
sentido único que ellas dan a sus actos. La entrevista, en consecuencia, nace
de una ignorancia consciente por parte del entrevistador quien, lejos de su-
poner que conoce, a través de su comportamiento exterior, el sentido que los
individuos dan a sus actos, se compromete a preguntárselo a los interesados,
de tal modo que éstos puedan expresarlo en sus propios términos y con la su-
ficiente profundidad para captar toda la riqueza de su significado. Esta bate-
ría de preguntas no puede quedar fijada de antemano en cuanto a contenido,
ritmo, orden o formulación, puesto que ello supondría que se conoce de an-
temano el significado, la jerarquía de valores,... del propio entrevistado.
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