Page 175 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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La condición de familiaridad, en cuyo marco debe desarrollarse la en-
          trevista, no siempre es fácil de lograr y toca al entrevistador iniciar una es-
          trategia de aliento y motivación que lleve al entrevistado a comunicar su
          experiencia personal. A cambio de una oferta personal, por parte del entre-
          vistador, de empatía y de garantía de fidelidad y respeto del contenido soli-
          citado, al entrevistado se le invita a la reflexión personal, a la exploración
          en profundidad de su propio yo social. Un tanteo de toma y daca, de garan-
          tía y espontaneidad, de empatía y reflexión, preside los primeros momen-
          tos, y no deja de acompañar a lo largo de toda la entrevista. El mutuo enten-
          dimiento inicial va desenvolviéndose en forma de interés y atención por
          expresar y escuchar, por contar y oir. La comunicación verbal se hace más
          espontánea y se enriquece con la comunicación no verbal, en la que los si-
          lencios, los gestos, las esperas, contribuyen a que el entrevistador acrecien-
          te su espontaneidad y profundice su propia reflexión. Cuatro tácticas senci-
          llas debe seguir el entrevistador en orden a potenciar esta comunicación no
          verbal, sin dejar que decaiga en ningún momento el interés de la entrevista.

             —Mirar al rostro del entrevistado de forma natural y directa, y de
                forma más bien continua. De lo contrario se dificulta la reflexión
                espontánea, si el entrevistador «se distrae» mirando a otros ele-
                mentos o personas, o es incapaz de sostener el diálogo ocular con
                su entrevistado. En el primer caso, el entrevistador está manifes-
                tando intereses distintos a los del contenido expresado por el en-
                trevistado, y, en el segundo, le deja a éste solo sin participar con él
                su interés por la información ofrecida.
             —La naturalidad en las posturas y movimientos corporales propios
                de quien sigue con atención y satisfacción el desarrollo de la con-
                versación, y no como quien, con movimientos inquietos o desasis-
                tidos, muestra hastío, cansancio o hartazgo.
             —Las respuestas y comentarios del entrevistador deben formularse
                en tono amable, suficientemente espaciados, sin crítica, ni adula-
                ción, en línea con los propios comentarios del entrevistado. No se
                debe cambiar, con ellos, de tema ni interrumpir el discurso de
                quien se está expresando con sinceridad.
             —Es de singular relevancia saber ejercer el arte del silencio, tanto
                propio como ajeno, respetando los silencios del entrevistado, sin
                violentarlos con preguntas o comentarios apresurados o fuera de
                tono. El silencio es una forma de comunicar, y sólo cuando dejan
                de ofrecer un mensaje deben ser controlados como mecanismos
                que son del ritmo de la conversación que, en función del tema, del
                tono, del momento en el que se encuentre el entrevistado, deben
                acelerarse o ralentizarse oportunamente.

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