Page 176 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
P. 176

Junto al interés y la atención, el entrevistador debe manifestarse a sí
             mismo como un maestro de la comprensión y del arte en conocer exacta-
             mente e interpretar correctamente lo que el entrevistado posee y quiere
             decir. La comprensión busca entrar en el mundo interior del entrevistado,
             como un alter ego, para vivir como él su propia experiencia, definiendo
             la situación en sus propios términos, atribuyéndoles el mismo significado
             y jerarquía a las cosas. La comprensión no debe confundirse con una
             evaluación ética o profesional, positiva o negativa, de lo dicho. La com-
             prensión tampoco puede confundirse con un tono de autoritarismo que
             determina lo importante y lo superficial y dictamina qué es interesante
             manifestar y qué no lo es. La comprensión, igualmente, está reñida con
             un cierto aire de paternalismo que intenta, a lo largo de la conversación,
             ayudar, consolar, echar una mano al protagonista entrevistado.
                La comprensión, sobre todo, rehuye todo carácter inquisitorial que
             asemeje la entrevista a una encuesta judicial o búsqueda de pruebas acu-
             satorias. La comprensión, sin embargo, se apoya en la empatía y se acom-
             paña de la discreción para crear un medio ambiente de solidaridad en la
             que el amigo, el colega, colabora con el profesional y el científico, de for-
             ma que la escucha atenta del entrevistador no impida que, cuando es soli-
             citado por el entrevistado, exprese su opinión y su juicio personal sobre lo
             que viene siendo objeto de conversación. El entrevistador no es un mudo
             jugador de póker, por muy astuto que sea, sino un comedido participador
             de información, que no viene a imponer su personalidad o juicio personal,
             pero que tampoco los niega ni los disimula. El entrevistador nunca enjui-
             cia al entrevistado, pero, si es requerido, emitirá su opinión sobre lo que
             le ha sido comunicado por el entrevistado. El entrevistador tampoco es es-
             pejo frío que capta y transmite con precisión, pero con absoluta frialdad,
             cuanto se le pone delante. El entrevistador, por el contrario, es una perso-
             na dotada de sentimiento y, como tal, debe comportarse:

                —El entrevistador debe reflejar sentimiento siempre que el entrevis-
                   tado exprese alguna emoción, lo mismo sobre el contenido que so-
                   bre el desarrollo mismo de la entrevista. Por ejemplo, cuando indi-
                   ca problemas.
                —El entrevistador debe captar toda la profundidad y todo el espectro
                   de las emociones del entrevistado y así debe hacérselo saber, di-
                   recta ó indirectamente, verbal o no verbalmente, a éste.
                —El entrevistador periódicamente debe ir resumiendo los sentimien-
                   tos del entrevistado para comprobar y, al mismo tiempo, demostrar
                   que va captando el mensaje que va recibiendo.
                —Es en este aspecto en el que el entrevistador debe exhibir una sin-
                   gular prudencia, descartando obligar a que el entrevistado expon-

                                                                          177
   171   172   173   174   175   176   177   178   179   180   181