Page 227 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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quedado anotadas o registradas. Tras estas escuchas iniciales, el in-
          vestigador inicia su reconstrucción personal, intentando plasmar so-
          bre el papel la contextualización de los datos recogidos en la entrevis-
          ta. Con ella se van enumerando las condiciones en las que ésta se
          llevó a cabo, circunstancias propias de la misma (tiempo, espacio,
          proceso), observaciones sobre el entrevistado y su comportamiento,
          tales como su espontaneidad, su actitud recelosa o calculadora, sus
          puntos de fijación o de huida, sus bloqueos o embarazos, las razones
          que decidieron la selección del entrevistado y el tema de la entrevista.
          Uno de los aspectos a destacar en esta contextualización es el relativo
          a los «hábitos» o «estilo» de informar del entrevistado. Este estilo
          (socarrón, directo, brusco, circular, misterioso) de contar repercute
          directamente en el contenido y la forma como se ha transmitido la in-
          formación.
             El relato del entrevistado no es un conjunto simple de respuestas a
          preguntas del entrevistador, sino que éste se desarrolla en una situación
          social concreta que le condiciona profundamente. Por eso no tiene sen-
          tido empezar a ordenar y analizar el material inmediatamente, sin antes
          haberlo sometido a escrutinio y haberlo contextualizado debidamente.
          Es el momento de comprobar si ha habido alguna interacción del entre-
          vitador al entrevistado, o viceversa, que haya podido viciar la riqueza o
          el sentido de la información. La actitud «reticente», por ejemplo, que
          obliga al entrevistador a insistir frecuentemente para recabar la infor-
          mación, así como el aspecto exterior de entrevistador o su actitud in-
          quisitorial, pueden cohibir a aquél. Tampoco puede olvidarse una revi-
          sión a la forma de las preguntas que, si adolecen de excesivo
          «dirigismo», pueden cohibir o sesgar las respuestas del entrevistado
          (preguntas que se relacionan con conductas deseables, nombres de
          prestigio). Esta contextualización aglomera los muchos detalles que
          contribuyen a reconstruir el medio ambiente en el que se ha desarrolla-
          do la entrevista, y dentro de este contexto, se comienzan a seleccionar,
          con la compañía de una revisión simultánea, los elementos centrales
          que sobresalen inicialmente. Si la entrevista ha girado en torno a una
          experiencia descronologizada, la atención se concentra en los grandes
          temas o capítulos que más destacan. Si, en cambio, se trata de una en-
          trevista cronologizada, la atención intenta destacar las fases, los mo-
          mentos o los sucesos críticos que más huella han dejado en la evolu-
          ción personal.
             En el caso de los temas centrales, éstos son examinados en visión
          panorámica para descubrir la dinámica que los aglutina (o no los aglu-
          tina). En el caso de fases o eventos críticos se procura establecer su rit-
          mo evolutivo general. Los conceptos centrales o fases críticas se trans-

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