Page 26 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
P. 26
sión frente a sus rivales metodológicos. Arrogándose para sí mismos una
técnica —la única— capaz de mantener la «objetividad» y la «neutrali-
dad» necesarias en todo trabajo científico, así como la «precisión» y la
«replicabilidad» imprescindibles para poder presumir de fiabilidad inves-
tigadora, no tienen empacho en achacar a las técnicas cualitativas su de-
pendencia ideológica, su ambigüedad y falta de precisión, la simplicidad
formal y estructural de sus modelos relacionales carentes de toda sofisti-
cación matemática.
Los investigadores cualitativos, por su parte, lejos de arredrarse ante
el desprecio corporativo de los matemáticos, esgrimen sus programas en
forma de análisis interpretativos, históricos, estructuralistas, fenomeno-
lógicos, etnometodológicos, configuracionales,... acusando a sus oponen-
tes de un formulismo irrelevante que, lejos de aproximarles a la realidad
social, les aleja progresivamente de ella convirtiendo sus sofisticados
modelos estadísticos en pura jerga, carente de todo contenido y al mar-
gen de cualquier problemática teórica o práctica de las que afrontan las
verdaderas ciencias sociales. Como testimonio de esta postura militante
podría citarse a Rom Harré cuando escribe:
«Podría argumentarse que los métodos «empíricos» ya existen en la
Psicología Social experimental y en los métodos «masivos» de la So-
ciología. Sin embargo, ninguna de las dos metodologías es aceptable,
dadas las severas críticas a las que se han sometido el método experi-
mental en la Psicología Social y el muestreo de datos como un método
23
de Sociología» .
Para Harré la simple suposición de que los datos sociales son separa-
bles (y por consiguiente, manipulables, medibles y calculables) resulta
inválida e inadmisible de entrada. No es menos criticable el olvido de las
intenciones y creencias de los actores al margen de las fuerzas físicas in-
tervinientes así como la inferencia al individuo de las probabilidades
grupales. Las falacias de unos datos ya sustancialmente inválidos. Esta
postura tan extrema no es la única, ni siquiera la más difundida entre los
usuarios de los métodos cualitativos. Son muchísimos los que, de una
forma o de otra, abogan por una negociación entre ambas metodologías.
Frente a ella escribieron su conocido alegato T.D. Cook y Ch. Reichardt,
en el que afirman:
«La conceptualización de los tipos de métodos como antagónicos
puede muy bien estar llevando por mal camino, tanto el debate como la
23 Harré, R., Ob. cit., p.118.
27