Page 283 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
P. 283

cia o ve una película de cine. Lo cual es aplicable aún en el caso de que
          el trabajo comience con un relato escrito (autobiografía, memorias...) de
          antemano por el sujeto. Se da por supuesto, de entrada, que el sujeto es
          incapaz por sí solo de desentramar las normas grandes y pequeñas por las
          que él mismo regula su propia conducta. Necesita una cooperación que le
          ayude a esta tarea de objetivación de las bases reguladoras de su compor-
          tamiento. El investigador debe estar alerta aceptando, de entrada, la posi-
          bilidad de que el sujeto mienta o falsifique intencionadamente su relato,
          así como debe aceptar la probabilidad de que éste, consciente o incons-
          cientemente, intente dar de sí mismo una imagen coherente (sin irracio-
          nalidades, sin dudas, sin contradicciones) o socialmente aceptable (sin
          elementos social o culturalmente desmerecedores o criticables).
             Para asegurar la mejor utilización del potencial interpretativo de que
          es capaz una buena Historia de Vida es necesario, además, aplicar una
          serie de criterios para determinar la adecuación descriptiva del investiga-
          dor al establecer su interacción social con el sujeto entrevistado. Estos
                                                                9
          criterios han sido acertadamente sintetizados por Gareth Jones .
             —El primer criterio establece que la persona historiada debe ser con-
                siderada como miembro de una cultura, es decir, como alguien que
                desde su nacimiento ha entrado a formar parte de una cultura y
                que el pasado, presente y futuro los capta el individuo como parte
                del conocimiento de sentido común a través de los esquemas inter-
                pretativos de ésta. La Historia de Vida describe e interpreta el rela-
                to del actor en su desarrollo dentro de este mundo de sentido co-
                mún y el modo como adquiere su bagaje cultural.
             —En segundo lugar ha de reconocerse el papel de los otros significa-
                tivos en la transmisión de la cultura, destacando el papel de la fa-
                milia, los padres, los líderes de opinión, más concretamente a tra-
                vés de la «relación nosotros» desde la que capta el mundo social y
                se tipifican sus contenidos.
             —En tercer lugar hay que especificar la acción social misma y las
                bases de la realidad social, esto es, las expectativas básicas, los
                postulados elementales que se dan por supuestos en la conducta,
                los criterios centrales con los que se define la situación y se orien-
                ta en ella el actor. Los valores centrales, los códigos de conducta,
                los mitos, los ritos con toda la racionalidad subyacente que se les
                atribuye.
             —El cuarto criterio reclama la reconstrucción y seguimiento del hilo
                conductor que relaciona, a través del tiempo, unas experiencias


            9  Jones, G.R., Ob. cit. pp.153-154.

          284
   278   279   280   281   282   283   284   285   286   287   288