Page 62 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA-José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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en la imposibilidad de efectuarlo, a seleccionar unos cuantos casos de
muestra que representen al colectivo general. De ahí la importancia que
adquiere el muestreo en estos estudios. Para conocer lo que opinan to-
dos los sujetos de una sociedad se seleccionan unos cuantos como
muestra. Para comprobar cómo se comportan todos los individuos de
determinado grupo en todas las situaciones de determinado tipo, se se-
lecciona previamente una muestra representativa de esos tipos y situa-
ciones, y los hallazgos obtenidos se generalizan a todas esas mismas si-
tuaciones y sujetos.
Los análisis cualitativos, por lo general, estudian un individuo o una
situación, unos pocos individuos o unas reducidas situaciones. Mientras
que el estudio cuantitativo pretende generalizar algún aspecto, aunque
sea éste marginal, el cualitativo pretende más bien profundizar en ese
mismo aspecto, aunque lo que acaece en este caso concreto no sea fácil-
mente generalizable a otros casos similares. Su orientación es hacia la
sabiduría vertical no la horizontal, y su obsesión es la validez interna
más que la validez externa o fiabilidad ecológica. La tarea de seleccionar
muestras representativas pasa, por consiguiente, a ocupar un segundo lu-
gar en la metodología cualitativa y, si bien es cierto que no desaparece
del todo, es un trabajo de menor importancia en la mayoría de las ocasio-
nes. Este principio general de orientación se verá matizado cuando ha-
blemos concretamente de la observación participada, por ejemplo, en la
que explicaremos su utilización y aplicación práctica. Cobra especial im-
portancia, sin embargo, el establecer de antemano la posición estratégica
con la que iniciar la recogida de datos, el proceso de acercamiento a los
informantes, la orientación para no perderse o detenerse en aspectos se-
cundarios o desorientadores.
Un error común ha sido el de identificar el muestreo con sólo los sur-
veys de opinión, debido a que se ha creído con frecuencia que el único
tipo de muestreo era el probabilístico. Ello sobresimplifica la situación
porque el muestreo no probabilístico es tan útil y válido como el proba-
bilístico y su aplicación resulta con frecuencia insustituíble en los estu-
dios llamados cualitativos. Cuando se habla de muestreo se da por su-
puesto, sin más, que éste debe ser «estadísticamente representativo» que
es lo que, efectivamente, caracteriza al muestreo probabilístico. El crite-
rio de confianza que elijamos para garantizar la representatividad de la
muestra es la característica que distingue a los diversos tipos de muestra.
Estos se dividen en dos grandes familias. Las que usan las leyes probabi-
lísticas del Azar para garantizar la confianza de la muestra, que se lla-
man Probabilísticos, y las que se sirven de algún otro criterio, que suelen
denominarse Intencionales. Es preciso, pues, reconocer la existencia de
estos dos tipos de muestreo:
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