Page 157 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA-Jorge Olvera García
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Planteamiento del problema y diseño de investigación / 157
análisis macrosociales y a cambio hay que internarse en las redes microsociales
de la comunicación social.
Aun cuando no existe un esquema sistematizado que enmarque las diver-
sas versiones del interaccionismo simbólico, algunos interaccionistas como
Blumer, Rose, Manis y Meltzer, y han enumerado los principios básicos de esta
teoría:
1. A diferencia del resto de animales, los seres humanos están dotados de
capacidad de pensamiento.
2. La capacidad de pensamiento está modelada por la interacción social.
3. En la interacción social las personas aprenden los significados y los símbo-
los, elementos que les permiten ejercer su capacidad de pensamiento que
las distingue como humanos.
4. Los significados y los símbolos posibilitan a las personas a actuar e interac-
tuar de una manera distintivamente humana.
5. Las personas son capaces de modificar o alterar los significados y los sím-
bolos que usan en la acción y la interacción sobre la base de su interpreta-
ción de la situación.
6. Las personas son capaces de introducir estas modificaciones y alteraciones,
debido, en parte, a su capacidad para interactuar consigo mismas, lo que
les permite examinar los posibles cursos de acción, y valorar sus ventajas
y desventajas relativas para luego elegir uno.
7. Las pautas entretejidas de acción e interacción constituyen los grupos y las
sociedades.
La suposición de que los seres humanos poseen capacidad de pensar, hace
la diferencia entre el interaccionismo simbólico y el conductismo. Los seres
humanos son unidades reflexivas o interactivas que componen la entidad so-
cial, idea que se opone al conductismo. “Los individuos en la sociedad humana
no son considerados como unidades motivadas por fuerzas externas o internas
que escapan a su control o situadas dentro de los confines de una estructura
más o menos establecida. Antes bien, son vistos como unidades reflexivas o
interactivas que componen la entidad social” (Meltzer et al., 1975, cfr. Ritzer,
1993: 238). La facultad de pensamiento posibilita a las personas para actuar de
forma reflexiva en lugar de conducirse maquinalmente.