Page 159 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA-Jorge Olvera García
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Planteamiento del problema y diseño de investigación / 159
cosas. Éstas hacen posible la existencia de todos los demás símbolos. Los actos,
los objetos y las palabras existen y tienen significado sólo porque han sido o
pueden ser descritos con palabras. Los símbolos permiten a las personas actuar
de un modo distintivamente humano, en virtud de los símbolos, el ser huma-
no no responde pasivamente a una realidad que se le impone, sino que crea y
recrea activamente el mundo en el que actúa.
Los significados y los símbolos confieren a la acción social y a la interac-
ción social características distintivas. La acción social es aquella en la que el
individuo actúa teniendo en mente a los otros, por ejemplo, cuando una perso-
na realiza una acción, mide su influencia sobre el otro u otros. En la interac-
ción social las personas comunican simbólicamente sus significados a los otros
implicados en ese proceso. Esos otros interpretan los símbolos y orientan su
respuesta en función a su interpretación de la situación, todo se convierte en
influencia mutua.
El self es un concepto fundamental para los interaccionistas simbólicos,
constituye el centro de su esquema intelectual, y todos los procesos sociológicos
se resuelven alrededor de ese centro. El self se compone de tres elementos:
primero nos imaginamos cómo aparecemos ante los demás; segundo, imagina-
mos qué opinan ellos de nosotros; tercero, desarrollamos un sentimiento de
nuestro self (como el orgullo o pesar), como consecuencia de nuestra imagina-
ción de las opiniones que los otros tienen de nosotros. El self es un proceso, no
una cosa.
La obra más importante sobre el self en el interaccionismo simbólico es La
presentación de la persona en la vida cotidiana, de Erving Goffman. Para este
autor existe una tensión entre el self humano y el self socializado, en otras
palabras, existe tensión entre lo que queremos hacer espontáneamente y lo que
las personas esperan que hagamos. Así que con el afán de mantener una ima-
gen estable del self, las personas actúan para sus audiencias sociales. Es como
una representación dramatúrgica (teatral), para actuar socialmente, como si se
estuviese en un escenario social. Pero, para Goffman, el self no es una posesión
del actor, sino el producto de la interacción dramática entre él y la audiencia.
Dado que el self es un producto de la interacción dramática, es vulnerable a su
destrucción durante la representación, aunque según Goffman, casi siempre la
mayoría de las representaciones salen triunfantes (Ritzer, 1993: 246-247).
Los actores saben que los miembros de la audiencia pueden perturbar su
representación, por ello son conscientes de que deben controlar a la audiencia,

