Page 169 - METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN JURÍDICA-Jorge Olvera García
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Planteamiento del problema y diseño de investigación / 169
efectos robados, realizada por Klockars (The profesional Fence, Treinta
años, de Wheelin y Dealin, en los Bienes Robados, 1974), le llevó quince
meses de entrevistas semanales o quincenales. El sitio para la entrevista
debe tener privacidad, donde se pueda hablar sin interrupciones y el infor-
mante se sienta relajado, para llevarla a cabo no está mal un restaurante o
un bar, en la medida en que la privacidad quede asegurada.
El entrevistador cualitativo debe hallar modos de conseguir que el entrevis-
tado (informante) comience a hablar sobre sus experiencias, perspectivas y de-
finiciones, sin estructurar la conversación ni definir lo que aquél debe decir. Una
sugerencia para iniciar las entrevistas consiste en pedirles que describan, enu-
meren o bosquejen acontecimientos, experiencias, lugares o personas de sus
vidas. Prácticamente en todas las entrevistas se puede presentar una lista de
preguntas descriptivas que permitirán a las personas hablar sobre lo que ellos
consideran importante, sin estructurarles las respuestas. Cuando los informan-
tes mencionan experiencias específicas, se pueden indagar mayores detalles.
En su entrevista a un ladrón profesional, Sutherland fue algo más directivo
al solicitar la historia de vida titulada The Professional Thief (ladrón profesio-
nal, 1937). Sutherland dice que la mayor parte del texto fue escrito por el la-
drón, sobre la base de preguntas y temas que se le sugirieron. Sutherland se
entrevistó con el ladrón durante tres meses (12 semanas continuas), siete horas
por cada semana, con un total de 84 horas de entrevista, para examinar lo que
el sujeto había escrito. La historia de vida final incluye el relato original del
ladrón, el material de las entrevistas, pasajes menores escritos por Sutherland
a los fines de la compaginación, y notas al pie basadas en una amplia gama de
fuentes; entre ellas, entrevistas con otros ladrones y con detectives (Taylor y
Bogdan, 1987: 117). El informante fue un ladrón refinado:
Era un ladrón alto, bien vestido, de buena presencia y modales, afable, locuaz
y observador, un ladrón al estilo de los que aparecen en algunas películas de
amor y lujo. Su seudónimo era Chick Conwell, pero su nombre de pila era
Broadway Jones. La universidad de Chicago pagó a Jones cien dólares por mes,
durante tres meses, para que contase a Sutherland la historia de su experiencia
en la profesión. El trabajo se inició en 1932, pero The Professional Thief no se
llegó a publicar hasta 1937, cuando ya Sutherland había abandonado Chicago
en 1935 para incorporarse como catedrático de Sociología y director de Depar-
tamento de la Universidad de Indiana (Sutherland, 1999: 24).

